Por Ulises Oreste *. La ciudad de Rosario celebró la cuarta edición de este maravilloso festival musical, en el que se escucharon conciertos de gran nivel artístico, a cargo de maestros provenientes de todas partes de Latinoamérica. Este festival que se está transformando en un habitué rosarino tiene como objetivo la divulgación del Oboe, promoviendo su diverso repertorio y la creación de nuevas obras que enriquezcan no solo a este instrumento, sino también a los compositores regionales. Durante los cuatro días que transcurrieron, en este festival se observaron diversas actividades como por ejemplo; clases magistrales a cargo de los maestros que participaron del Oboefest, charlas sobre la afinación del instrumento, relajación, respiración, también se contó con la participación de algunos luthiers, exposiciones de instrumentos y materiales para el oboe.
Luego de esta introducción me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre el aspecto social, muy importante, en donde también hace hincapié este festival. El oboe culturalmente en nuestra región ha sido uno de los instrumentos mas inusuales y poco elegido por los estudiantes de música, y por éste motivo es que desde la primera edición del encuentro se busca incluir a la mayor cantidad de jóvenes al festival. Los organizadores del Oboefest han estado continuamente pensando en estrategias para convencer a los estudiantes e incluirlos en el encuentro. Una de las ideas fue tomar contacto con los proyectos de Orquestas-Escuelas para lograr una articulación entre los jóvenes estudiantes de oboe que asisten a estas diferentes Orquestas-Escuelas de todo el país y este festival. Para aquellas personas que no sepan de que se trata una Orquesta–Escuela, podemos decir resumidamente que son un proyecto de inclusión social a través de la música, y que generalmente están enfocadas en zonas vulnerables de una sociedad donde los chicos muchas veces no solo están en desventaja para comprar un instrumento, sino que muchos no conocen lo que es un Teatro, no conocen de que se trata una orquesta, la mayoría tiene muy poco acercamiento con las artes en general. La idea, a mi parecer, sobre por qué de todas las artes se eligió a la música y la orquesta en particular como camino de desarrollo social, es por el grado de compromiso, responsabilidad y respeto (entre otros valores) que uno debe adquirir y ejercitar para trabajar con una orquesta, no solo compromiso con uno mismo, sino con sus compañeros. Una orquesta es un grupo grande de personas en donde cada uno juega un rol importante y aporta al desempeño grupal, tocar en una orquesta implica resolver dificultades personales, aceptar compromisos, y conlleva un respeto por los compañeros, por la música misma y hacia las personas que escuchan. En realidad se podría hablar sobre muchas cosas más que el arte puede aportar al desarrollo de una persona pero como conclusión, se ha visto que la música es un gran instrumento para transmitir valores e ideales. También podemos pensar en la música como un lenguaje universal, y que a través de ella uno se puede familiarizar con las personas, es posible usar la música que los chicos conocen, y acercarse a ellos a través de algo común para su entorno.
Por este motivo, los responsables del Oboefest han estado buscando continuamente trabajar con chicos y jóvenes que provengan de estos proyectos, de diferentes partes de nuestro país y del exterior inclusive. Todos los chicos que logran participar en el festival son asignados a un taller dictado por docentes especializados en trabajar con niños y jóvenes, en el cual uno de los objetivos principales es, el ensamble e interpretación de obras, y que las mismas sean presentadas en algunas de las instancias de conciertos que se presentan durante el festival. Desde muy temprano se busca que los chicos tengan algún tipo de experiencia sobre el escenario, y que puedan compartir el mismo con los maestros. Particularmente como colaborador en estos talleres y como estudiante de oboe pienso en la gran importancia que esta generando este proyecto, no todos tuvimos la oportunidad cuando empezamos a estudiar de contar con un festival tan grande en nuestro país donde poder capacitarse. Esperamos que de a poco esto vaya cambiando la situación actual del oboe en la región y que ayude a su divulgación. Esto no solo es un proyecto que favorece al instrumento sino que también es un aporte en la formación de ciudadanos, quienes a través de la dedicación al estudio, alcanzan una incorporación genuina tanto al mundo del trabajo como a la vida en sociedad.
A veces con buena voluntad e intención no alcanza para lograr las cosas y por esto hay que destacar el apoyo por parte de la Municipalidad de Rosario y el Gobierno de Santa Fé, y también de la Ciudad que ha recibido al Oboefest en todas sus ediciones. Una de las razones por la cual este festival es hoy una realidad se debe a la gestión y el apoyo que se recibe, gracias a esto los más jóvenes y los integrantes de proyectos sociales de este festival cuentan con becas de inscripción, alojamiento y comida totalmente gratuitas. También me gustaría recalcar la labor desinteresada por parte de todos los maestros que concurren al Oboefest, tanto nacionales como extranjeros, ninguno de ellos recibe honorarios por concurrir al encuentro. Y es esto lo que mantiene un espíritu puro hacia el proyecto.
Esperemos que este encuentro se convierta en una iniciativa periódica ya que quedó demostrado por la cantidad de gente que asistió a los conciertos y por la cantidad de aplausos que hubo, que el Oboefest esta formando parte importante no solo de la cultura rosarina sino de todo Latinoamérica.
* Ulises Oreste: Estudiante de Oboe, egresado de la Academia Orquestal del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Desde el 2010 trabaja como docente en la Orquesta-Escuela de Chascomus y es colaborador en los talleres para niños y jóvenes durante el Oboefest. Nacido en Salta, reside en la ciudad de La Plata.
5 de marzo de 2015
Rosario – Santa Fé – Argentina