El viernes 30 de julio a mediodía, nos llegaba la triste noticia del  fallecimiento del músico, nacido en Rosario,  Luis Mucillo. Desde hacía muchos años vivía en Buenos Aires, era un referente de la creación musical contemporánea argentina. Su partida fue inesperada. Uno de sus estudiantes, el pianista,  compositor y docente, Sebastián Boeris, nos acercó esta semblanza que invito a leer para recordarlo y reconocerlo, un poco más.

Sobre Luis Mucillo…

Pensar en Luis implica inevitablemente recordar mis primeros viajes de Rosario a Buenos Aires para estudiar con él. Esas primeras clases, allá por 2012 eran siempre los sábados a las 4 de la tarde. A veces cada tres semanas, a veces una vez por mes. Recuerdo que salía a las 10 de la mañana de mi departamento de Dorrego al 1100 para tomarme el 115 que me dejaba en la Terminal. Allí tomaba el micro de las 11. Si todo iba bien, a las 15 me bajaba en Puente Saavedra. Unos minutos después tomaba el 60 en la Avenida Cabildo (aún no estaba el Metrobus) y alrededor de las 15:50 ya estaba en la puerta de su edificio haciendo tiempo para a las 16 hs en punto tocar el timbre.

Entrar en su casa era entrar en un mundo fuera del mundo. Ese mundo, el de allí dentro, era maravilloso, de pura música y fantasía, completamente ajeno al bullicio exterior. Ese era SU mundo. Y sus clases, de 3 o 4 horas, transcurrían siempre a un tiempo distinto del ordinario.

Yo me veía reflejado en muchos aspectos suyos, que fueron los que me llevaron a querer estudiar con él. En primer lugar, que era un compositor que tocaba. Su técnica pianística era admirable. Tenía una capacidad extraordinaria de leer a primera vista los pasajes más complejos. En segundo lugar, su delicadísima sensibilidad musical, armónica, poética. La sutileza y plasticidad de su escritura eran sencillamente fascinantes. Y en tercer lugar, el hecho de que sea rosarino. Compartir el origen no es algo menor, ese hecho nos unía muy intensamente. Todo esto hacía que él se convirtiera en una referencia muy fuerte y muy directa para mí.

Recuerdo mucho una de sus primeras frases, esa que cada tanto repito a mis alumnos: “La tranquilidad no siempre es un buen punto de partida para el arte”. Fue el primero que me hizo ver con tanta claridad y contundencia la diferencia entre hacer un trabajo de estilo y componer.

Luis Mucillo fue un compositor, un pianista, un artista, un artesano excepcional. Pero fue principalmente una persona maravillosa. Me acompañó en el descubrimiento de aspectos musicales que desconocía y me acercó una nueva forma de pensar, de sentir la música y la belleza a un punto tal que nunca antes había experimentado.

Gracias, Luis. Te voy (te vamos) a extrañar mucho. Las clases, los conciertos que organizábamos, las charlas. Nos queda todo lo que nos diste, que es, en gran parte, mucho de lo que somos.

Sebastián Boeris / pianista – compositor – docente
escrito el 2 de agosto de 2021
Publicado el 3 de agosto de 2021
en Rosario – Santa Fe – Argentina

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