Víctor Cortés y Elías Gurevich
Las obras de Maurice Ravel y Richard Staruss son poco frecuentadas, al menos en los conciertos que se escuchan en nuestra ciudad. Este Viernes 30 en la Biblioteca Argentina el dúo formado por el violinista Elías Gurevich y el pianista Víctor Cortés presentará dos sonatas para violín y piano de ambos compositores. Detalles de Horarios en Agenda 2005 ,


Cortés-Gurevich

vienen trabajando como dúo desde hace unos cuantos años y presentándose anualmente en Rosario, este Viernes será otra oportunidad para apreciar el diálogo de dos músicos que permite el lenguaje camarístico en este caso con dos interesantes obras de las primeras décadas del siglo XX.

Sobre la Sonata de Ravel (1875 – 1937)

La Sonata para Violín y Piano en Sol mayor de Ravel, es una partitura que tuvo un largo proceso de gestación: fue esbozada en 1922, emprendida el año siguiente y se acabó en 1927. Fue la última aportación de Ravel a la música de cámara, compuesta, según su autor, «para dos instrumentos incompatibles en esencia» , y según F.R. Tranchefort, se caracteriza por una «desnudez extrema y por la voluntad de individualizar a los dos instrumentos tanto en sus registros expresivos como por sus timbres, para desembocar en combinaciones sonoras a menudo inéditas».

Esto se percibe con mayor claridad en el corazón de la pieza, su segundo movimiento, un Blues con el cual Ravel rinde homenaje a la música norteamericana ya que, durante una visita a Estados Unidos y Canadá en 1928 declaró: «el blues es uno de los más grandes recursos. A pesar de sus orígenes e influencias africanas y españolas, es un género netamente americano».Para algunos en esta obra Ravel logra que el violín evoque al saxofón y que el piano simule el rasguear de una guitarra».

El violinista y compositor rumano Georges Enesco estrenó la obra el 30 de mayo de 1927, en la sala Erard de París y el piano estuvo a cargo del propio Ravel.

Sobre la Sonata de Richard Strauss (1864 – 1949)
La Sonata para Violín y Piano en Mi bemol mayor, op. 18 (1887) fue ela última composición camrística antes de convertirse en la principal figura de poemas tonales. Rara vez fue interpretada en vida del compositor. Como la mayoría de las sonatas para violín de fines del siglo XIX está dedicada a destacar el virtuosismo de ese instrumento de arco.

La obra contiene toda la pasión y la intensidad propias del Romanticismo tardío.

El primer tema del 1er. movimiento abre con una melodía de fanfarria que anticipa el comienzo del Don Juan. El desarrollo es muy rico en cromatismos y hay modulaciones lejanas para revelar aspectos inesperados del tema, en cierto modo asimilable a Liszt.. Strauss compone frases de melodías muy expansivas, como cuando el violín presenta un «apassionato» a poco de comenzado el movimiento.

El aspecto cantabile domina el segundo movimiento, lento, titulado Improvisación, que puede ser ejecutado separadamente de la sonata. Aquí se escucha el espíritu de Strauss compositor de canciones, además de la figuración compleja del piano, ya que Strauss solía tratar la parte del piano con un concepto de riqueza orquestal.

Luego de una introducción lenta del piano comienza del tercer movimiento con material asimilable al primero, y después del desarrollo, se prepara un climax típicamente straussiano, encontrado también en sus óperas.


28 de Setiembre de 2005
Rosario – Argentina

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