Hoy se cumplen dos meses de la partida de Nelly Gabús, y es la fecha que hemos elegido para recordarla a través de las palabras de dos amigos y discípulos de la pianista: María Cecilia Micetich, en Rosario, y Fabio Banegas, desde Estados Unidos. Cabe destacar que Nelly Gabús recibió el título de Profesora Honoraria de la Universidad Nacional de Rosario, no solo por su trayectoria en la Escuela de Música universitaria donde fue docente durante más de 40 años, sino también por su trayectoria en el ámbito musical de la ciudad y del país.

(Foto julio 2019 en la Escuela de Música  de la UNR c MJB)

María Cecilia Micetich la recuerda así: «Comenzar a tomar clases de piano con Nelly Gabús fue como comenzar a respirar y a la vez comprender que el abc de la música comienza en la escucha profunda y a la vez consciente de la obra.
La exquisitez del sonido, la búsqueda de la espera respirada y a la vez grave de cada articulación era la nota distintiva de aquello que Nelly transmitía, promovía, inspiraba.
Desde el poder despertar la emoción de una disonancia en Prokofieff, en una gota de lluvia, hasta traducir la templanza de una sarabanda en la suite francesa de Bach en lengua humana y cotidiana.
Llegar a la clase de piano con la alegría de saber que cada obra iba a ser trabajada como algo precioso, sensible…y que luego nos quedaba su perfume, su nota esencial para entender la alquimia de la armonía y el mensaje que sostenía.
Nelly adoraba los perfumes y cada imagen que traía a los sonidos tenía su correspondencia.
Igual que los versos de Baudelaire, aprendimos de flores, aroma de hogar, elixires parisinos…Si
había una palabra que definía a Nelly Gabús como maestra y pianista era su sensibilidad. En cada encuentro Nelly me enseñaba ( y uso el tiempo imperfecto para decir duración y continuo) que no existe el toque mágico, que la magia está en la artesanía de cada toque, aterciopelado, perfumado, como acariciando en sinestesia la nota…y así se pintaban las evocaciones y el trajín del puerto en Iberia de Albeniz o los nocturnos de Chopin como abriéndose en el danzar la noche…o la risa sarcástica de un Satie “burocrático”…o los atardecedes en Granada debussyanos…
Los aprendizajes se tejían con melodía, ritmo, técnica, mesura, disciplina y el aroma del café en los recreos. Toda la magia estaba allí, en la entrega absoluta al sonido, al estudio paciente ( al derecho y al revés) de cada pasaje con la belleza de lo que va vislumbrándose y lo que luego asombrosamente acontece.
La sinceridad en la mirada, sus ojos tan llenos de historias…la mirada de Nelly hacía que una tempestad, una vidala o la sonata en do menor mozartiana se convirtieran en el paisaje que deseábamos reinventar y pintar con colores propios.
Era un hermoso ritual cada vez que elegía repertorio para sus alumnos. Pensaba que cada obra podía contar su historia y a la vez desafiar a cada intérprete.
Nunca olvidaré sus palabras minutos antes de salir a tocar en un concierto…”No pienses en nada ni en nadie…solo la música basta”. Y fueron conjuro para poder salir a escena y enfrentar miedos y silencios.
Hoy me encuentro con la dificultad para encontrar palabras que puedan expresar más de
veinte años de aprendizajes, amistad, cariño y admiración. Aunque ante el adiós, el silencio
amenace con el blanco de la memoria, puedo decir que me queda todos los sonidos
aprehendidos y disfrutadas junto a un ser inconmensurable en su hacer y en su decir: gracias
Nelly porque me dejaste tu. Música para toda la vida.
»

El recuerdo de Fabio Banegas: «La partida de una querida amiga, maestra y colega, Nelly Gabús deja un espacio irremplazable en nuestra comunidad. Dama distinguida, persona con un sentido de humor sagas, veloz y certera en sus respuestas era sobre todo una gran apasionada por su oficio: pianista y maestra.

Cuando se radicó con su familia en Rosario decidió volver a estudiar “algo, me fui a notar a Bellas Artes, pero estando en la cola alguien anunció que los que venían a inscribirse a Bellas Artes que hagan esta cola, los que vienen por Música que hagan esta otra”.

Fue ahí que Nelly Gabús se cambió de fila. Este pequeño pero gran paso significó ser fundamental. Encauzó nuevamente la carrera pianística que había dejado en suspenso tras cumplimentar sus estudios en el conservatorio Alberto Williams de Buenos Aires.

No sería exagerado decir que fue una de las últimas, y seguro la única música local, que tocó ante el célebre Williams uno de los compositores más importantes de la historia de la música académica nacional. Aunque era posadeña, Nelly Gabús pertenecía a una distinguida familia suizo francesa de Buenos Aires lo que le facilitaba sus viajes a la Capital para tocar ante el maestro de maestros, “ya era viajito, chicquito,” recordaba.

Ya en la Escuela de Música de la Universidad de Rosario estudió con Roberto Locatelli de quien se convirtió en su alumna estrella. Lamentaba que Locatelli se retiró justo para cuando tenía que preparar su último examen que dio como alumna de la cátedra de la Sra. de Parodi. Su ambición por continuar su perfeccionamiento la llevó a cursar la Maestría en Piano con el maestro Aldo Antognazzi y ser su ayudante de cátedra.

Pianista ecléctica podía tocar e improvisar jazz y sentirse igualmente cómoda con los grandes clásicos y la música española. Nelly Gabús tenía además la habilidad de poder escuchar una melodía desconocida e iniciar una improvisación que iba ganando en intensidad y extendía tanto y cuanto ella quería.

Deleitó al público de Rosario con obras monumentales del reportorio para piano como el Concierto en Fa para piano y orquesta de George Gershwin, el Concierto No. 2 para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven, preparó el Concierto el Sol para piano y orquesta de Maurice Ravel y dio una inolvidable interpretación del Preludio, Coral y Fuga para piano de César Franck. Meticulosa, fue un ejemplo para sus alumnos y sus colegas en la Universidad pues demostraba con su trabajo lo que conllevaba ser un pianista académico.

Considero mis propios logros el fruto de las enseñanzas recibidas de todos mis maestros en aquellos años intensos que fueron mi formación en la Universidad de Rosario. Nelly Gabús fue parte indiscutible de mi formación. Pocos meses atrás me dejó un mensaje de voz muy sentido. Pudo escucharme en un video tocar a César Franck. “¡Qué pianistazo que sos!” dijo con énfasis y emoción. Supe entonces que a pesar de mi breve paso por su larga carrera en la Universidad de Rosario, Nelly Gabús había recibido en su atardecer, de uno de sus muchos alumnos, la satisfacción del trabajo bien realizado, carrera que además había sido recientemente reconocida por su casa, la Universidad de Rosario, con un titulo honorario.

 

Recorrido de la pianista Nelly Gabús 

Nelly Gabús nació en Posadas (Misiones), comenzó su formación pianística desde muy
pequeña en su ciudad natal en diversos conservatorios, entre ellos, la sede del Conservatorio
“Alberto Williams” que funcionaba en el colegio “Santa María” de la Congregación de las
Siervas del Espíritu Santo. Junto a la Hermana Graciana fue preparándose para rendir en la
sede del respectivo conservatorio en Buenos Aires. Se recibió de Profesora de Piano con
Honores y medalla de oro. En el año 1974, ingresó a la Escuela Superior de Música de Rosario.
Allí se formó y especializó en la carrera de piano junto a los Maestros R. Locatelli, Licia Parodi y
Aldo Antognazzi a lo largo de su carrera. Obtuvo su título de Profesora Superior de Piano.
Trabajó como ayudante de Música de Cámara del profesor Ángel Machado y ayudante de
piano del prof. Aldo Antognazzi. Desde el año 1981 hasta el año 2020 desde la cátedra de
piano ha desarrollado una intensa actividad pedagógica-musical formando a numerosos
pianistas en la Escuela de Música de la UNR.
Ejecutó como solista de piano junto a la Orq. Sinfónica de Rosario el Concierto en Fa de G.
Gershwin y el Concierto para piano y orquesta n° 2 de L. van Beethoven.
En su repertorio pianístico se encuentra una especial dedicación al estudio de autores
españoles como Albéniz, Granados, Turina; a los franceses Claude Debussy, Maurice Ravel,
César Frank y a los compositores argentinos, Carlos Guastavino, Alberto Ginastera y Floro
Ugarte, entre otros.
Participó de conciertos de piano solista y música de cámara compartiendo escenario con
diversas formaciones camarísticas y músicos de la ciudad de Rosario en salas y teatros de
nuestra ciudad ( Teatro El Círculo, Pro Cultura Musical, Amigos del Arte,etc) y del interior del
país.
Grabó junto a otras pianistas de la ciudad el CD “Pianistas de Rosario” bajo el sello de la
Editorial Municipal de Rosario en el año 1994.
Obtuvo el Premio Jockey Club de Rosario a la categoría solista de piano en el concurso para
piano organizado por dicha institución.
Basó su concepción de ejecución pianística según la técnica de V. Scaramuzza y de la síntesis
interpretativa de sus maestros formadores.
Algunas de sus pensamientos pueden sintetizarse en las siguientes palabras: “ Mi objetivo es
ser capaz de ayudar al discípulo haciéndole encontrar su camino. El punto de partida es la
capacidad intelectual y creativa que cada uno tiene en su germen. No atemorizar al alumno,
sino ¿cómo ayudarlo a buscar lo mejor de su vida musical y humana? Controlar el discurso
musical con un ritmo expresivo y a la vez elástico. Encontrar en cada alumno el resorte o la
energía que pueda convertirse en expresividad” (V. Scaramuzza)
(este texto es gentileza de Ma. Cecilia Micetich, redactado para la fundamentación de la distinción de Profesora Honoraria)  

 

Publicado el 17 de agosto de 2022
en Rosario – Santa Fe – Argentina

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Adriana Notta
Adriana Notta
2 años hace poco

Excelente artículo. En ambxs discípulxs se trasluce la admiración y el amor por Nelly, además de haberse expresado con gran calidad de discurso. Da gusto leerlo. Gracias!

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