Hace unos días (el sábado 8 de noviembre) el Maestro de danza Eduardo Ibáñez nos dejó. Se llevó el respeto y afecto de sus alumnos que le demostraron hasta sus últimos días. Hace dos años, una de sus alumnas me llevó hasta su casa para entrevistarlo, personalmente sabía mucho de él porque mi hermana (María Eugenia) había sido su alumna y lo admiraba mucho. Aquella tarde de la entrevista fué un privilegio conversar con él y reconstruir algo de la historia de la danza de nuestra ciudad. Si había una palabra para definirlo, esa palabra era: humildad.
En su homenaje reproducimos aquel reportaje y su definición que con emoción pronunció: «es un abrigo en el alma».
Maestro Eduardo Ibáñez: “La danza, un abrigo en el alma”
La danza clásica tiene también su historia en Rosario, una historia que se puede reconstruir a través de los nombres de sus Maestros, allí está Eduardo Ibáñez, el Maestro de danza, discípulo de Teresa Baltzer, integrante de la delegación de bailarines que viajaron a Rusia en los 70, refundador del Ballet Municipal de Danzas, fundador de la enseñanza de la danza en San Lorenzo, dueño del respeto de sus pares aquí y en el exterior y también dueño del recuerdo imborrable en sus alumnos.
Era una tarde apacible en Rosario, después de varios días de calor agobiante, el 11 de enero lo visitamos al Maestro Ibáñez en su acogedor departamento de calle Laprida, tiene mucho para contar y es difícil encausarnos en un solo tema porque todo tiene ramificaciones interesantes, por suerte, cuento con la colaboración de María Susana Eguaburo, ex – alumna y amiga del maestro.
A lo largo de la charla me doy cuenta que su historia no la relata desde su persona sino siempre desde los otros que dejaron huellas en él. Es humilde, de muy bajo perfil, un apasionado de la danza y de la enseñanza de la danza. Tiene mucho humor que siempre arranca de reirse de si mismo en cada una de las anécdotas graciosas que recuerda.
Nada reconoce como mérito propio sino como mérito de lo que le dejaron sus maestros.
Así, hoy sus alumnos reconocen en él características valiosas e imborrables: “la manera de corregir los errores y depurar la técnica*, la paciencia y constancia y un análisis del movimiento con el que podía decir exactamente donde estaba la falla. Tuvo una formación tan rica que además, la supo elaborar y entregarla**. Todo esto en un marco de trabajo serio y respetuoso.
Recorrer la historia de trabajo de Eduardo Ibáñez es recorrer también la historia de la ciudad, de datos que muchos desconocemos, como por ejemplo que en el Teatro El Círculo, en la década del cuarenta funcionaba una escuela de ballet donde el maestro Ibáñez comenzó a tomar sus primeras clases de danza clásica, casi por curiosidad.
En su formación aparecen los nombres de Teresa Baltzer, danza española con Elba Tellería en el Instituto Gráfico (hoy Mateto Booz), la escuela bolera con Luisa Pericet en la Lucila – – pcia de Buenos Aires, ( hermana de Angel Pericet, la gran familia de bailarines españoles representativa de esa danza ibérica. También fué becado para estudiar con maestros del Teatro Colón y del Argentino de La Plata, además de su experiencia en Rusia.
En su recorrido profesional se cruzó con otros hacedores de la danza y de otras disciplinas artísticas como por ejemplo: Pía Malagoli, Hugo Lecchini, Héctor Barreiros, Cholo Montironi, Omar Torres.
Hace unos meses, en la Segunda Celebración Anual de la Danza 2011 recibió un Homenaje junto a otros pares de la danza local como Marta Lozano, Marta Aldasoro, Rubén Ventrella, Teresa Passaro, Rodolfo Ruiz Díaz y Alicia Pasquinelli.
El comienzo:
Nacido en Rosario, su infancia transcurrió en la zona de Santiago y Güemes, su padre tenía un negocio de fiambrería y chacinados en el Mercado Oroño: ”yo le ayudaba los Sábados, ya a los ocho años cortaba la carne, una carne congelada y para eso mi madre preparaba un recipiente con agua caliente para templar las manos, luego con los años repartía la mercadería en bicicleta y de noche estudiaba el colegio secundario ”.
Siempre se sintió atraído por el arte, la música y el movimiento, siendo alumno de la escuela secundaria hacía teatro, (la obra Los Mirasoles donde interpretaba un pequeño rol) y también trabajó en LT8, en el Club de la niñez: “ Así fue que una compañera me dijo que estudiara danza clásica, pero no me gustaba porque yo creía que me tenía que poner las puntas y prefería la danza española, mi familia era de origen español. ”
“ Para esa época pocos sabían que había un primer cuerpo estable de ballet de Rosario en el Teatro El Círculo. Con un compañero, Oscar Aguirre, fuimos juntos para pedirle rebaja en la cuota a quien en ese momento era la directora: Susana Gosolino de Astesano, le decíamos que eramos primos para que nos rebajara el precio. Los lunes venían de Buenos Aires bailarines del Teatro Colón para montar obras de repertorio. En la primera clase la vimos dirigiendo a Irma Carrillo “La Danza de los cocheros” de Petroushka. A mi me ubicaron en una costado de la barra de la derecha y quienes nos enseñó las primera posiciones era Lucrecia García Vera. ”
¿Qué fue lo que hizo que eligiera la danza entre otras disciplinas?
“ Vengo de padres españoles y me he dado cuenta de que esa sangre corre, más allá de que amo Italia, y por eso comencé a estudiar flamenco con las hermanas Palomo y con mi compañero Aguirre, allí también me dijeron que tendría que estudiar clásico.
Mi padre era amante de la música clásica. ”
.
De aquella etapa del cuerpo de baile en el Teatro El Círculo Ibáñez recuerda que hicieron muchas obras como el Carnaval de Schumann, Petroushka, Lago de los Cisnes a dos pianos. El comunismo era perseguido en esa época y puesto que el esposo de la directora militaba en el PC decidieron alejarse de Rosario y con esto se fue disolviendo aquella escuela en el Teatro más grande y antiguo que hoy tiene la ciudad.
En el relato de Ibáñez el nombre de Teresa Baltzer se reitera infinidad de veces, es que nuestro entrevistado la reconoce como la maestra que depuro su técnica. Esta profesora representante de la escuela alemana de la danza tenía su instituto en la calle Mitre: “ Allí mismo, en el Instituto Coreográfico, María Teresa junto con al pianista Elsa Belmonte de Guastavino me dieron la sorpresa de ofrecerme la coreografía de “Mascarade” de Katchaturian, María Teresa me dió la oportunidad de crearlo y bailarlo. ”
El maestro Ibáñez siendo becado para estudiar con los maestos del Colón y el Argentino de La Plata tuvo la posibilidad de compartir clases con “Otto Weber, María Luisa Lemos, Wassil Tupin, Aída Amicón, Carlos Scchiaffino (muy compañero mio quien me ayudó muchísimo pero que lamentablemente falleció en la tragedia del avión que cayó en el Río de La Plata), Raúl Franco, Beatriz Moscheri ( primera bailarina del Teatro Colón de BA). “
El primer ballet municipal en Rosario
“ Cuando se crea el ballet Estable Municipal la directora era Juana Martini (quien junto a Olga Ferri y Esmeralda Agoglia fue una de las tres primeras bailarines argentinas de esa época), y tuve el honor de bailar con ella el Fandango de doña Francisquita. Este ballet comenzó a funcionar en la intendencia de Luis Cándido Carballo que apoyó mucho el trabajo de la directora, los bailarines de primera fila ganábamos $650, y la segundo 550, era muy buen sueldo, y con ello le compré una cocina nueva a mi madre” recuerda con humor nuestro entrevistado porque cree que después de aquella época nunca vió que se pagara ese sueldo a un bailarín profesional solo por bailar, ya que a veces cuando el sueldo es bueno no es solo por bailar sino por dar clases u realizar otras tareas.
Tatiana Leskova vive en Brasil, tiene 90 años y aún mantiene contacto directo y fluido con quien fuera su alumno y luego, un coreógrafo invitado al Brasil y un amigo:
“ tiene mucha energía y lucidez, ella es una de las cuatro personas en el mundo que son repositores de obras de repertorio clásico ruso. Tatiana me invitó a montar unos tangos en Río de Janeiro para un grupo de jóvenes bailarines con los que organizó una gira por Brasil con coreografías distintas e incluyó mis tangos”. La reconoce también como una de sus maestras más exigentes.
En Brasil, Eduardo Ibáñez también estudió con Yani Blau, Ismael Guisen, Aldo Lotufo: “ son maestros brasileros que luego me convocaban para dictar clases o para llevar coreografías ”.
Para los festejos dando la bienvenida al año 2000 la dirección del Teatro Gaira de la ciudad de Curitiba en Brasil, lo invitó al Maestro Ibáñez a montar una coreografía que se repitió en las 4 funciones que se llevaron a cabo por la mencionada celebración. La obra que coreografió y dirigió era la Suite Tanguera para lo cual las autoridades del teatro le solicitaron viajar antes para seleccionar a los bailarines que “eran todos de gran nivel y de distintas nacionalidades, en total seleccioné más de 30. Suite Tanguera iba en la primera parte y en la segunda, una coreografía de la brasileña Roselí Rodríguez ” En aquella oportunidad Ibáñez era director del Ballet Municipal que depende de la Escuela Municipal de Danzas y Arte escénico “Ernesto de Larrechea” y por ello fue invitada especialmente a presenciar las 4 funciones la que era y es hoy directora de la escuela , Prof. Silvia Tani.
En los años 70 una institución que promocionaba el intercambio cultural con la entonces Unión Soviética invitó a un grupo de bailarines a viajar a Rusia para tomar clases de técnica. Viajaron bailarines del Teatro Colón y de Rosario, en total 27 argentinos. Además de Eduardo Ibáñez, de nuestra ciudad también participaron: Sabrina López, Alicia Visconti, Silvina Castillo y Florencia Leguizamón.
“ Fue una avanzada, una emoción poder haber hecho un viaje de ese nivel. Yo para esa época no estaba en condiciones físicas Ya era maestro y coreógrafo, no bailaba. Con nosotros viajó Roberto Fontán que había sido primera figura del Colón. En la primera clase me senté con él y él me dijo que solo iba mirar la clase y nos quedamos sentados, pero luego pensé:¿hice tanto esfuerzo en llegar hasta aquí para quedarme sentado?, entonces al día siguiente me puse el equipo y participé de la clase. En un momento la profesora lo llama al traductor y le pide que me pregunte de donde era, yo le dije de Rosario, Argentina, y ella dijo: se nota que no está en estado pero tiene muy buena escuela. Esa escuela era la de María Teresa Baltzer y también la de Carlitos Schiaffino.
Esto se hizo durante un mes en Bielorrusia allí trabajamos las clases técnicas que eran muy fuertes ”.
¿Cuál era la diferencia entre ese trabajo y el que se hacía en la Argentina?
Los tiempos musicales, el salón era muy grande, probablemente de 40 metros, la pianista se ubicaba en el medio, esa vez accidentalmente me ubiqué en la barra casi enfrente de la pianista, en un momento de la clase ella le dice al traductor que cuando la profesora se iba para atrás y no la escuchaba se guiaba por ese alumno (señalándome) porque tiene oído musical. Y es que corregían mucho los acentos musicales.
Hay un paso el Grand Battement que nosotros hacemos 18 o 24 veces para practicarlo, allí se llegaba hasta los 64. Las clases eran dinámicas, había que trabajar mucho la cabeza y los tiempos musicales. Hermosas clases.
De Bielorrusia nos trasladaron a Petrogrado ( San Petersburgo) a ver las clases coreográficas donde el ensayo era un salón que tenía el mismo declive y la misma profundidad que luego presenta el escenario del teatro, entonces cuando los bailarines pasaban de la sala de ensayo al escenario, no había problemas porque no encontraban diferencias.
Las funciones en Petrogrado eran a las 16 o 17, la gente las tomaba con mucha normalidad, es que había arte por todas partes.
En ese viaje también los encontramos a Olga Ferri y a su esposo, el bailarín Enrique Lomi a quienes conocía del Teatro Colón y quienes habían viajado con la muy pequeña Paloma Herrera. ”
¿Al regreso, esa manera de trabajar le cambió mucho su propia manera de trabajo?
Me clarificó mucho, algunas cosas yo ya las tenía gracias a lo aprendido con Teresa Baltzer y Carlos Scchiaffino, por eso Valentina Saieva (la pianista) me había preguntado de donde era. Y hasta el día de hoy apliqué todo aquello que ví y viví en Rusia, los tiempos y contratiempos.
Cuando nos hicieron la cena de fin de curso nos sentaron en una mesa con forma de U, de repente, vino un traductor y me dijo que a la señora Saieva le gustaría tener el honor de que Ud. se sentara a su derecha” .
En la época en la que yo estudiaba era una mezcla de estilos con elementos de la las escuelas francesa italiana e inglesa pero con preponderancia de la francesa, en el Colón por ejemplo, en aquella época estaba todo mezclado, hoy en cambio se está clarificando más. La diferencia entre una y otra está en las dinámicas, los tiempos, la energía que se aplica, los port de bras quebrados o los largos, como el de la escuela inglesa .
Después de Rusia hubo otros viajes a otros países de Europa, por ejemplo para dar clases o poner coreografías propias en Krepfeld (Alemania) y Pescara (Italia).
Para cuando Ibáñez viajó a Rusia ya había fundado por segunda vez, el Ballet Estable Municipal que hoy lleva 35 años de trabajo sin interrupción, allí dirigió el ballet e hizo numerosas coreografías, muchas de las cuales se siguen interpretando. Para antes de esto ya había fundado el Estudio Pro Arte y Ballet Pro Arte en los años 60. Los bailarinaes sabían que donde estaba Ibáñez el buen nivel de la danza era garantido.
Ser útil con la danza
Yo quería hacer algo, no en Rosario sino en los alrededores, quería ser útil con el arte y hacer algo más que la danza por la danza misma y una compañera, Gladys Becerra me dijo que vayamos a San Lorenzo que allí no había nada, eran los años 60. Fuimos a la Municipalidad de San Lorenzo y nos ofrecieron un lugar muy grande con piso de mosaico, pero más allá había algo, le preguntamos qué era y nos dijeron: es un escenario que no sirve, yo le dije me interesa eso, por el piso que era de madera. A partir de allí hicimos mucho esfuerzo pero con ganas logramos muchas cosas, más tarde nos ayudó mucho una pintora, Cecilia Curtis de Ghío y nos creó la Escuela Municipal de Arte.
Pasan los años, teníamos muchos alumnos y viene Angel Nanzer desde Alemania, y él le dió un vuelco muy grande a la Escuela tanto que el Centro Cultural de San Lorenzo llegó a ocupar el cuarto lugar entre los centros culturales de la Argentina luego fallece Gladis y la busqué a Silvina Castillo, quien continúa trabajando allí hasta hoy. .
Ibáñez lo recuerda a Lázaro, un empleado municipal que trabajaba con ellos en ese lugar que subía al techo para tapar con bollos de papel de diario los agujeros que podía tener el techo, para que los maestros de danza y sus alumnos no tuvieran frío.
“Existe la «Labanotation” pero no nunca la recorrí, porque yo quería sentir la música, escuchaba, y si me inspiraba trabajaba con esa música, lo plasmaba, trataba de plasmarlo, sino me inspiraba no lo hacía, buscaba movimientos, estaba capacitado para los pasos porque mis maestros me los habían enseñado. También puedo estar vacío meses y de golpe aparece esa ventanita.
Yo tiendo a hacer neoclásico siempre sobre una base de clásico, también tengo características contemporáneas. Es que para hacer clásico hay que ser bueno y hoy se observa una juventud con una técnica increíble y con un aprendizaje muy rápido “.
Sobre las reposiciones en las que también trabajó, el maestro Ibáñez nos dice: “ Para reponer esos ballet más tradicionales sobre Coppelia se han hecho varias versiones por no respetar la original, Lago de los cisnes no es el lago original de hace 100 años, se han hecho variaciones con más y menos técnica.
Margarita Yussiv que ha venido a dar clases a Rosario, dice que ahora se ha perdido mucho la esencia del ballet, se busca el visrtuosismo, los efectos… “.
Sobre el final nos recuerda los tangos que hicimos con Cholo Montironi con los que obtuvieron primeros premios en el Festival de Tango de Granada hasta donde fue con el Ballet Estable Municipal participando además de la inauguración y luego de una gira por distintas ciudades del sur de España.
La charla más que amena y siempre con la amabilidad de nuestro interlocutor está llegando al final pero antes observo sobre la mesa un programa de un festival en Perú. Se trata del Festival internacional de la Danza, en la ciudad de Trujillo en que se homenajeaba nada menos que a Fernando Alonso (quien había sido esposo de Alicia Alonso), en el programa se leen los nombres de bailarines y coreógrafos de Cuba, EEUU, China, Colombia y también el nombre de Eduardo Ibáñez invitado a participar de ese homenaje con una de sus coreografías. En su recuerdo la imagen que se guardó del bailarín cubano lo resume como una bellísima persona.
Qué es lo que le ha dejado la danza?
Visible y auditivamente emocionado respondió: ” Un abrigo en el alma”.
María Josefina Bertossi
Rosario – Argentina
23 de febrero de 2012 (publicado por primera vez)
**Ex alumna y amiga María Susana Eguaburo
*Ex alumna María Eugenia Bertossi
Otros artículos relacionados con el Maetsro Eduardo Ibáñez
– Lo que fue y es el teatro El Círculo
– Función por los 80 años de la Escuela Municipal de Danzas y Arte Escénico
Para agregar datos o escribir a este portal pueden hacerlo a [email protected] , o dejar comentario en el formulario de más abajo.
Comentario de los lectores a la publicación anterior
Re: Maestro Eduardo Ibáñez: “La danza, un abrigo en el alma” )
por un visitante el 05 Jul 2014
Un ejemplo para todos los bailarines y maestros,solo los que estuvimos cerca ,sabemos quien es,un maestro con todas las letras !,!Con esa misma alma abrazo a todos sus alumnos ,con su enseñanza y amor por su trabajo.Saludos.Fabiana Balbiani
Re: Maestro Eduardo Ibáñez: “La danza, un abrigo en el alma” )
por un visitante el 29 Feb 2012
Excelente materia, realmente una historia viva de la danza en Rosario: Eduardo Ibañez.
Felicitaciones por una linda recopilación de información acerca de la historia de la danza en Rosario!
María Josefina Bertossi
11 de noviembre de 2014
Rosario – Santa Fé – Argentina
Fábulas para instruir valores a los pequeños.