Andrés es uno de los tantos músicos formados inicialmente en Rosario que ha decidido continuar estudiando y perfeccionarse en el extranjero. Sus actuaciones en nuestro país no dejaron dudas de su talento como intérprete de flauta dulce. En esta entrevista conoceremos su experiencia de estudiar en Europa.
Andrés Locatelli tiene hoy 23 años y fueron muchas las presentaciones que realizó en nuestra ciudad como en otras de la Argentina junto a La Cecchina o al Grupo de música celta Kilt donde actuaba también con su gaita asturiana). Con todos ellos cosechó elogiosos comentarios por su talento musical. Es hijo de Cecilia Baró, también flautista (ex integrante del conjunto Pro Música de Rosario) y docente. Por supuesto que en su formación algo tuvo que ver su mamá pero confesó que a la hora de empezar con un estudio sistémico prefirió mantener intacto el vínculo madre-hijo, y comenzó a estudiar con Vicky Borzone a los 5 o 6 años, luego continuó con Cecilia Fursi, egresó de la Escuela Provincial de Música como profesor de flauta y también ha sido discípulo de Gabriel Pérsico en BA.
Andrés Locatelli está impresionado por el movimiento de artistas que tiene Holanda, país en el que hoy reside porque dice: Quería seguir estudiando en una institución. Hasta allí había estado estudiando con profesores de Buenos Aires o hacía cursos con profesores europeos, por ejemplo en la UCA pero con la crisis del 2001 se hizo difícil traerlos. En BA estudié con Gabriel Pérsico, tomé muchas clases durante un par de años, luego con Rodrigo Calveyra y también con Héctor Rodríguez. En el conservatorio de Amsterdam, hay mucho movimiento como institución, con conferencias, en la misma semana un director chino, al día siguiente un armenio que llega para enseñar la música de su país y luego otro músico hindú, y así todos los días. Tiene un gran movimiento de músicos, de gente, como es Amsterdam y como es Holanda, un país por donde todos pasan. .
Este flautista rosarino está terminando el segundo año del “bachelor”, aunque solo cursa el instrumento, las teóricos se equivalen con las del profesorado provincial. Paralelamente aprovecha cursos y workshop en otros lugares y en un futuro mediato continuará en Italia, en la Scuola Civica de Milano
¿Es muy distinto ser alumno allí teniendo en cuenta tu experiencia en una institución de la Argentina?
A.L.: Un aspecto es lo que tiene que ver con lo institucional y otro el del instrumento que estudio, que tiene mucho que ver con el nivel de los profesores. En lo institucional todo funciona muy bien, sabés que todos los días hay clases. La forma de enseñar demanda una concentración y un trabajo individual por parte del alumno sobre todo en este instrumento (la flauta). Aquí no se explora tanto en esos niveles.
¿Tu nivel musical siempre fue impecable, cómo te encontraste con respecto al nivel del conservatorio?
A.L.: El desarrollo técnico que yo había hecho, con la solvencia de los profesores argentinos con los que había estudiado llegó a un punto, desde allí seguí, basado en la intuición y en la necesidad de desarrollarme técnicamente frente a la dificultad de una obra. En Holanda está todo más tipificado, hay un estudio más profundo de todo lo que a mi me faltaba. Por otro lado, la experiencia que llevé como músico de tantos conciertos durante tanto tiempo, el escenario, me separa del resto.
Metodológicamente tiene algo que viene desde Bruchen (esto es del profesor, del profesor de mi profesor), con un nivel de exigencia por parte del alumno al límite, es duro.
¿Con respecto al instrumento que ventajas encontraste?
A.L.: Hay mucha especialización. En flauta se encuentran desde grupos de música medieval, de música folk, hasta música contemporánea, escrita para virtuosos del instrumento; de hecho la cátedra de flauta del Conservatorio ha encargado música para flauta dulce, y en estos últimos 40 años se ha conformado un catálogo para el que han recolectado más de 20.000 piezas escrita para ellos.
Esto tiene que ver con las diferencias entre estudiar aquí y en Holanda, por ejemplo. Al estudiar música contemporánea que demanda de una habilidad técnica mayor que para otros repertorios porque se trata de otro lenguaje, se requiere de mucha precisión, una forma de usar el instrumento muy distinta, ya que se usan los extremos. Para eso se necesita mucha exploración técnica. En otros países, no tienen una formación teórica solvente, entonces lo que yo puedo tomar de Holanda es toda esa técnica. Sin embargo, a mi me interesa más dedicarme a la música antigua y quisiera investigar Ars Nova / Ars Subtilior finales del Siglo XIV y Siglo XV, que es muy interesante. Se hace mucha música barroca con criterios historicistas, utilizando manuscritos pero cuando se trata de música más antigua se hace más difícil aprender los lenguajes de la escritura, como se lee la música y demanda un trabajo de investigación más grande pero es lo que más me interesa.
¿Y qué hay investigar si no hay tanto material tangible?
A.L.: Lo que yo estoy haciendo es tratar de entender el sistema de notación porque es lo
que más claramente refleja los aspectos de la interpretación. Para mi un sistema de notación refleja la cabeza del compositor, y luego siguiendo los tratados medievales y fuentes musicales hay que comparar, pero es más difícil porque todo es impreciso. Estuve trabajando en Tilburg (otra ciudad de Holanda). Quisiera investigar en la gaitas antiguas, porque para la música renacentista y medieval era un instrumento importante.
Andrés también es gaitero, la elección de este instrumento tiene que ver con sus bisabuelos asturianos. Empecé solo y luego con asturianos que han venido a BA, Flavio Benito y Diego Cuesta.
María Josefina Bertossi
20 de Febrero de 2007
Rosario – Argentina