En el Ciclo Las cuerdas y el piano este Sábado 17 de octubre a las 20 que se realiza en la Biblioteca Argentina con entrada libre y gratuita, actuarán el dúo conformado por Elías Gurevich (Violín) y Víctor Cortés (Piano). En programa: Sonata No. 4, Op.23 de L.V. Beethoven y Sonata No. 7 en do menor Op. 30 No.2. Auspicia Secretaría de Cultura y Educación Municipal.

El pianistaVíctor Cortés nos acerca las semblanzas de estas obras:
La Sonata No. 4, Op.23 de L.V. Beethoven, en la menor, tiene cierto parentesco con las suites de danza del siglo anterior. Tiene texturas contrapuntísticas, más frecuentemente a tres partes, con una línea simple en cada mano del piano. El primer movimiento es –inusualmente-, un movimiento compacto, hasta el punto antes de la reexposición. Ahí Beethoven introduce una idea completamente nueva, que regresa luego en la coda.
El 2do movimiento, no es verdaderamente un movimiento lento sino moderado con bastante carácter de scherzo: está escrito en una forma sonata con tres ideas principales, la segunda en un pequeño fugado a tres voces.
El final es un rondó con un tema principal y una estructura inusual: los dos primero episodios son cortos, tanto que parecen apenas digresiones; el tercero es mucho más largo y aparentemente más lento, y el cuarto y último recupera ideas de los tres episodios anteriores.

La Sonata No. 7 en do menor Op. 30 No.2 es muy rica compositivamente, quizás sea la que expone más claramente –entre las de violín y piano-, la grandeza conceptual y expresiva de Beethoven.
En esta sonata ya aparecen claramente la combinación de cualidades opuestas que revelan en su totalidad al Beethoven que comenzaba a concebir las primeras ideas de la “Heroica”. Se destaca frecuentemente que –para Beethoven- do menor es una tonalidad indicadora de conflicto y él por tanto, la utiliza acá con una gravedad particular.
En esta sonata, las corrientes tempestuosas subyacentes se alternan con episodios de agradable tranquilidad, de un modo que nos recuerda la sonata en re menor para piano op.31 no.2, que fue compuesta por la misma época, estando Beethoven en Heiligenstadt, un suburbio de Viena, período muy prolífico en su vida.
El segundo y tercer movimientos contrastan fuertemente con el dramatismo del primer y último movimientos y son –por cierto- absolutamente idílicos. El Adagio canta con ternura una melodía que bien puede ser considerada la más ser seductora de todos los movimientos lentos de las sonatas para violín y es ayudada por los ornamentos del acompañamiento, arpegios stacatto y escalas livianas.
El Scherzo es tiene una melodía muy alegre y la Sonata termina con el Final, que abre amenazante con un bajo stacatto y escalas descendentes que finalmente conducen a do menor. Se alternan momentos dramáticos y culmina en un clima feroz del Presto final.


14 de Octubre de 2009
Rosario – Argentina


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