En el Ciclo Las cuerdas y el piano que organiza la Secreatría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario se presentarán este Sábado 25 de Octubre a las 20 en la Biblioteca Argentina el dúo Elías Gurevich – Violín y Víctor Cortés – Piano con obras de Brahms y Grieg. -Entrada Libre y Gratuita.

Dos sonatas para Violín y Piano

Sobre las obras a interpretar:
Sonata en Sol mayor, No.1, Op. 78, de Johannes Brahms
La primera de las tres sonatas para violín y piano de Johannes Brahms fue compuesta entre 1878 y 1879. Poco después (en 1880) tuvo lugar el estreno en Viena, con el el violinista Hellmesberger y el propio Brahms al piano.
Esta sonata suele recibir el nombre de «La lluvia», pues en ella se utiliza en los dos movimientos extremos un fragmento temático proveniente del lied Op. 59 nº 3 «de la lluvia», sobre un poema elegíaco de Klaus Groth. Se trata de una absoluta cima de la inspiración brahmsiana y de toda la música de cámara romántica.
Fuente: http://www.cervantesvirtual.com/

La Sonata para piano y violín en do menor, op. 45 de Edvard Grieg, una de sus últimas “obras grandes”. Hermosa, de formas clásicas, rica en pensamientos, está llena de lirismo apasionado. Fue escrita en 1883 en la comarca noruega de Hardanger, luminosa, grave y trágica. En lo que a la evolución de su lenguaje se refiere, existen unas palabras del compositor sobre sus tres Sonatas para violín y piano (1865, 1867 y 1883): “Caracterizan períodos de mi evolución: la primera, ingenua y prolija de ideas; la segunda, nacionalista; y la tercera se abre a más vastos horizontes”. Los violinistas que las han interpretado, en especial la última, estrenada por Brodsky, han sido conscientes de ello.

La tercera Sonata de Grieg posee tres movimientos bien diferenciados. El primero, Allegro molto ed appassionato, es de carácter heroico (como casi siempre que se usa la tonalidad de do menor), en el que contrasta un segundo tema, delicado melódicamente y cantable. El Allegretto expresivo alla Romanza, de sublime inspiración, presenta el recurrente tópico romántico de la melodía inacabable, con una sección central, de contraste, sobre un aire de danza noruega para volver de nuevo a la Romanza inicial. El último movimiento se construye sobre una danza y una melodía, con extraordinaria energía y vida rítmica, para llegar a una coda brillante. Una partitura así figura entre lo mejor del repertorio camerístico nórdico, por su intensidad dramática, el “sentimiento trágico de la vida” que dijera Unamuno y la grandeza de su concepción.

Para otros artículos relacionados con el dúo Gurevich – Cortés consultar en Buscador


21 de Octubre de 2008
Rosario – Argentina


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