Empezamos con una ESPECIAL INVITACION: Sábado 2 de marzo a las 21,  en la Parroquia del Perpetuo Socorro – Avda Alberdi 580 (esquina French) Ex integrantes del Grupo Juvenil del Coro Estable de Rosario bajo la dirección del maestro Daniel Hisi.
Y, ahora les cuento de qué se trata esta historia.
Hace tan solo 25, 35, 40 o 50 años, algunos adolescentes pasábamos alegres, entretenidos y divertidos ratos ensayando obras de la polifonía de distintas épocas, de distintas naciones, en distintos idiomas. Ese era un tiempo tan lindo que reeditarlo a pesar de los años transcurridos, no sería resistido. Así fue que cuando el Grupo Juvenil del Coro Estable de Rosario cumplió su sexagésimo aniversario, aquellos «jóvenes por siempre» que se reunieron a celebrarlo pensaron en el deseo de volver a cantar juntos y así se cumplió.

Reunidos, primero gracias a los ventajosos canales de comunicación de la actualidad y luego, con ensayos en vivo, como los de antes, en el mes de diciembre, llegó el maestro invitado, en realidad un invitado más para recrear toda esa hermosa música que habíamos aprendido. Daniel Hisi, integrante, asistente y director de ese Coro Juvenil, eligió el repertorio. En diciembre y enero hubo una nutrida agenda de ensayos (al mejor estilo de responsabilidad y compromiso que entre otras cosas, aprendimos).

El objetivo era llegar a un lugar emblemático de quienes fueramos los Juveniles: el Campamento Coral de Villa Gesell. Un viaje diferente al que hacíamos en colectivo, cargando bolsas de cebollas, de papas, de leche en polvo, de cajas de dulce de leche, de fideos secos. Ya en el destino, se descargaba y se lo depositaba en la despensa. Es que teníamos que cocinar siguiendo un menú que solíamos llevar formulado desde Rosario, también teníamos que limpiar todo lo que usaramos, tareas que seguro no nos daban placer en casa pero nos divertían en ese campamento porque las hacíamos en grupos que también quedaban armados antes de salir de Rosario. Era el campamento donde se dormía en carpas, o luego, en bungalows con techo de chapa de fibrocemento y de piso de arena sobre el que caían las valijas y las bolsas de dormir, y con todo esto, el día del concierto, en el anfiteatro del Pinar, salíamos a cantar impecables. Los almuerzos y las cenas las hacíamos en un bancos y mesas largas debajo de unos árboles. Las actividades se completaban con días de playa, los intentos por ver el amanecer en el mar, las salidas a la Avda 3 de Villa Gesell y los panqueques con dulce de leche de La Martona.

Con los años el Campamento fue cambiando, de la arena se pasó al cemento y de allí a unas habitaciones y baños contruidos en otro espacio del predio, el comedor desde hace unos años, está techado y un servicio de catering se ocupa de las comidas.

A ese mismo lugar volvieron los «ex – jóvenes», como dijo el anfitrión de los Encuentros Corales, en la presentación de la primera noche de conciertos en el anfiteatro del Pinar, exactamente el pasado 7 de febrero.

Un grupo de 30 personas había viajado a cantar y un grupo de 5 o 6, habíamos viajado para no perdernos el reencuentro.

Fue una enorme felicidad escuchar ese día y durante tres días más, a ese grupo de juveniles, con un repertorio que solía interpretarse: L’Innamorato de Gastoldi, Il bianco e dolce cigno de Arcadelt, los arreglos del Carnavalito Quebradeño y la Chacarera mendocina, la brasilera Muier rendeira, los negro spirituals Same train y Soon ah will be done. Y también nos dió felicidad, reconocer los gestos, la manera de dirigir de aquel joven director, Daniel Hisi que aceptó venir y quedarse el verano en la Argentina para cumplir con esta reedición.

En este tiempo me he preguntado, si aquellos jóvenes que fuimos, se imaginaban que tantos años después un fuerte deseo los llevaría a volver a los lugares y a las sensaciones vividas.

Algunos de estos juveniles, habían dejado de cantar por mucho tiempo y lo volvieron a hacer en este reencuentro, reencuentro de compañeros coreutas, reencuentro de vivencias compartidas, de música compartida, de Polifonía que es un práctica compleja y muy sana para la vida. Lo mejor de todo esto es que Daniel se paró frente al coro y llamó a la Polifonía, y la Polifonía estaba allí, intacta porque durante todos estos años hubo verdaderos maestros que dejaron su huella (entre directores y asistentes que ejercieron la dirección): María Eugenia Barbarich (primera directora y fundadora), Carlos Mahuad, Nelly Pérez Trevisán de Vucsik, Miguel Angel Solagna, Mario Zeppa, Cristián Hernández Larguía, Daniel Hisi, Lilian Bibiloni, Adrián Politie e Irene Chaina.

Les reitero que en Rosario este regreso, lleno de hermosas emociones y muy buena música coral,  se concretará este Sábado 2 de marzo a las 21, en la Parroquia del Perpetuo Socorro – Avda Alberdi 580 (esquina French), un lindo concierto con una historia sin fin con los ex integrantes del Grupo Juvenil del Coro Estable de Rosario.

 

María Josefina Bertossi (ex integrante del GJ CER)

Publicado el 29 de febrero de 2024
Desde Rosario – Santa fe – Argentina

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