Esta mañana se llevó a cabo, como cada año, la limpieza y el mantenimiento de la Araña del Teatro Colón, la enorme luminaria de la Sala Principal. Quienes participaban de las visitas guiadas, como así también el personal del Teatro, fueron testigos de uno de los espectáculos más originales. La tarea comenzó a las ocho y media de la mañana y concluyó con el ascenso de la araña cerca de las tres de la tarde. Durante el operativo, la Araña desciende casi treinta metros para que sea posible su limpieza, reparación y esencialmente el recambio de lámparas del total de 571 que posee repartidas en sus doce tulipas. Incluye también el retiro de todas las lámparas, la limpieza de las tulipas y de las partes metálicas con la utilización de paños especiales, la colocación de lámparas nuevas y todas las reparaciones que resulten necesarias. Fotos Juan JoséBruzza Gentileza Prensa Teatro Colón.
Finalmente, se realiza la prueba de encendido, apagado, enfriado y vuelta a encender, para verificar que todo esté en orden antes del ascenso final.
La araña del Teatro Colón es original del momento de su inauguración; fue construida en Europa a fines del siglo XIX por los hermanos Esteban y Luis Azaretto. Pesa 1300 kilos y tiene dos partes: una fija -amurada al techo- de siete metros y medio de diámetro y otra desplazable, de cinco metros y medio de diámetro y casi cuatro de alto, que constituye su plafón central.
“Es una ceremonia que la vivimos con mucho cuidado y respeto. El teatro permite con su magia y creatividad sentir un momento compartido y estar tan cerca de su mística que es la mejor de todo el planeta.” remarcó la Directora General del Teatro Colón, María Victoria Alcaraz.
26 de octubre de 2018
Rosario – Santa Fe – Argentina