En las próximas funciones de ópera de los días 8, 10 y 12 de Octubre en el Teatro EL Círculo, se podrán apreciar el drama de Leoncavallo, “I Pagliacci” y, de Francis Poulenc, La voix humaine. El elenco lo encabezan el tenor Darío Volonté, la soprano Patricia González y la mezzo Vera Cirkovic.
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La voz Humana
La voz humana, ópera de cámara en un acto para una sola voz, o monólogo operístico de Poulenc, recrea el texto que escribiera Jean Cocteau, en la Francia de la posguerra, donde la soledad de una mujer es reconstruida por recitativos que le dan cierta libertad al montaje escénico y a la acción dramática.
ARGUMENTO DE I PAGLIACCI
La acción de “I Pagliacci” se sitúa en Montalto di Calabria (Italia) en la tarde de un 15 de agosto en los años 60 del siglo 19.
Acto primero
La introducción orquestal es interrumpida por el actor que va a representar el papel de Tonio. Saca su cabeza entre las cortinas, pide permiso y después se acerca hacia el público, presentándose como el Prólogo. Anuncia que el drama de que van a ser testigos, aunque representado por actores, trata realmente de seres humanos con sentimientos comunes y corrientes.
Se levanta el telón.
Es la tarde de la fiesta de la Asunción y ha llegado a la aldea una compañía de actores, y los aldeanos les dan la bienvenida. Canio, el director del grupo, baja del carromato y agradece a los aldeanos su bienvenida, anunciando que la representación tendrá lugar ese mismo día a las once de la noche (“ A ventitré ore”)
Nedda, la esposa de Canio, va a bajar del carro y Tonio, un jorobado, enamorado vanamente de ella, va a ayudarla a descender, pero Canio, violentamente, le aparta y ayuda a su mujer.
La gente se burla de Tonio, quien murmura que vengará esta humillación.
Los comediantes, menos Tonio, van a la taberna. Un aldeano dice jocosamente que Tonio se queda para hacer el amor a Nedda. Canio advierte solemnemente que aunque esta situación pueda ser graciosa en la escena, no lo es en la realidad.
Nedda lo oye y se muestra preocupada; pero Canio asegura a los aldeanos que no sospecha de ella. Cae la noche y los aldeanos se marchan imitando el tañido de las campanas.
Sola, Nedda medita nerviosamente su preocupación por la sospechas de su esposo. Aparece Tonio y la mujer se mofa despiadadamente del jorobado y de su declaración de amor. Llega un momento en que él no puede resistir su impulso y trata de besar a Nedda, pero ella le golpea en la cara.
Dolorido y humillado, Tonio se marcha jurando que se vengará.
Un momento después aparece Silvio, un aldeano que es el verdadero amante de Nedda. Pide a Nedda que se fugue con él, y ella, al principio, se resiste, pero finalmente, accede. Durante el largo dúo que ambos mantienen, Tonio observa a los amantes, aunque sin ser visto por ellos.
Tonio sale en busca de Canio, quien llega demasiado tarde para ver a Silvio, pero a tiempo para escuchar las palabras de Nedda que dice al amante “Esta noche seré tuya para siempre»).
Tonio dice a Nedda que ha sido él quien ha avisado a Canio; éste exige a su esposa que le revele el nombre de su amante, pero la mujer se niega.
En su furor, Canio está a punto de matar a Nedda, pero interviene Peppe; calma al esposo y lleva fuera de allí a Nedda, mientras que Tonio promete vigilar.
Vuelve un momento Peppe y dice a Canio que debe vestirse para la representación y a Tonio que toque el tambor para llamar a los aldeanos.
A solas, Canio se enfrenta con el hecho de que a pesar de su tragedia personal tiene que hacer de payaso y divertir al público.
Este primer acto termina con la famosa aria «Vestí la giubba» (Ponte el traje”)
Acto segundo
Ya es de noche y, animados por Tonio, los aldeanos empiezan a llegar para asistir a la representación.
Mientras el público se instala, Nedda tiene ocasión de cambiar unas palabras con Silvio.
Comienza la función. Colombina (Nedda) aparece en su casa. Su marido, Pierrot, está fuera, dice Colombina, y como el payaso Taddeo ha ido al mercado, está el campo libre. Entonces se oye la serenata de Arlequín (Peppe): pero antes de que éste haga su aparición llega Taddeo (Tonio) y declara grotescamente su amor a Colombina, en tanto que Arlequín penetra en el lugar por una ventana.
Arlequín arroja de allí a Taddeo, que promete vigilar. La pareja entona ahora un dúo amoroso, mientras cenan, pero son interrumpidos por Taddeo, que les advierte que Pierrot (Canio) se acerca.
Se marcha Arlequín y cuando entra oye la voz de Colombina que dice las mismas palabras que en la realidad Canio oyó de labios de Nedda.
En este momento, Canio, tranquilo, trata de seguir representando su parte en la farsa; en su papel de Pierrot acusa a Colombina de tener un amante; ella dice que la persona que estaba con ella era Taddeo, al que hace entrar, y éste asegura a Pierrot con un gesto despreciativo, lleno de significación, que su esposa le dice la verdad. Ahora Canio no puede más; olvida la representación y pregunta fieramente a su esposa por el nombre de su amante. Ella trata de reírse de su marido, llamándole payaso, lo que él niega, lleno de furor.
El público, a excepción de Silvio, encuentra espléndida la representación. Por un momento, Nedda se da cuenta de lo que está ocurriendo y cuando su esposo vuelve a preguntarle por el nombre de su amante trata de seguir adelante con la representación.
Creyendo que se burla de él, Canio amenaza con matarla; el público, por su parte, empieza a darse cuenta de que los comediantes no están actuando. Durante un inflamado diálogo, lleno de pasión, Silvio trata de acercarse; por su parte, Peppe intenta avanzar un paso, pero Tonio lo impide.
Canio hiere mortalmente a Nedda; ella pide ayuda a Silvio, que salta al escenario para ayudarla, pero Canio también lo apuñala.
Vuelto hacia el público, Canio cierra la ópera exclamando la famosa frase «La commedia e finita” (La comedia ha terminado)
Ruggero Leoncavallo (1857 – 1919)
Ruggero Leoncavallo, hijo de un juez, nació en Nápoles, Italia. Ya de niño mostró su talento, siendo admitido a los nueve años en el Conservatorio de Música de Nápoles como alumno de piano y composición. A los dieciocho años, Leoncavallo empezó a escribir su primera ópera, Chatterton. Organizó su estreno en Bolonia, pero un empresario sin escrúpulos abandonó al joven compositor justo antes del estreno. Desanimado y sin dinero, Leoncavallo hubo de ganarse la vida dando clases de piano y voz, y actuando en cafés-concierto.
El siguiente proyecto operístico de Leoncavallo fue I Medici (Los Medici), primera parte de una ambiciosa trilogía basada en el Renacimiento italiano. El trabajo no interesó a Ricordi, célebre y poderoso editor de música, y quizá desesperado, Leoncavallo escribió Pagliacci (1892) emulando el vívido realismo de Cavalleria Rusticana (1890) de Mascagni, que había tenido un enorme éxito. El realismo de esta ópera, con sus ambientes contemporáneos, sus personajes de la clase trabajadora, y pasiones y actos de gran violencia, recibiría el nombre de verismo.
Su éxito con I Pagliacci
Leoncavallo escribió su propio libreto para Pagliacci. Buscando una historia realista y trágica que pudiera utilizar, recordó una historia real que le había contado su padre. Éste, siendo juez, presidió el juicio a un actor que mató a su mujer en un rapto de celos. La historia se adaptaba a sus necesidades, y la convirtió en la base de su ópera; éste es el «cajón de los recuerdos» al que se refiere en el Prólogo.
Pagliacci fue un éxito que hizo famoso a Leoncavallo prácticamente de la noche a la mañana. Por desgracia, al igual que Mascagni, nunca logró otro éxito igual. Cuando I Medici por fin se estrenó en 1893, la acogida fue fría, y el compositor abandonó su plan de terminar la trilogía. Su ópera La Bohème (1897) fue eclipsada por la versión de Puccini de la misma historia, que se había producido el año anterior con gran éxito. Tan sólo Zaza, la historia de un cantante de music-hall parisino, tuvo cierto eco digno de mención: su estreno en Milán en 1900 contó con Toscanini dirigiendo a un reparto cuajado de estrellas.
Leoncavallo compuso varias óperas más en los años anteriores a su muerte, que tuvo lugar en el año 1919, pero hoy en día, sólo Pagliacci se representa con regularidad, casi siempre en el mismo programa que Cavalleria Rusticana de Mascagni.
4 de Octubre de 2006
Rosario – Argentina